A menudo encuentro que los edificios son más interesantes con andamios que sin ellos. A mi parecer, esas estructuras "parasitarias" confieren a las fachadas una riqueza estética y formal que desaparece una vez retirada. Fue investigando esta idea para un proyecto de carrera cuando di con la obra del japones Tadashi Kawamata cuyas aparentemente complejas y caóticas intervenciones, semejantes a tsunamis de madera desechada, transformaban dramáticamente el entorno ocupado.
Jugando con la dialéctica de la construcción y destrucción que caracteriza el ciclo vital del espacio público, las construcciones orgánicas e improvisadas de Kawamata logran estar en extraña sintonía con la historia, el uso y características físicas del lugar en que se encuentran. Kawamata ha desarrollado un tipo de síntesis único entre arte, arquitectura, y experimento sociológico cuyo resultado ha sido de transformación -unas veces sutil y otras salvaje-, no sólo de un gran numero de espacios públicos, sino del propio concepto del arte público contemporáneo.
Las cabañas colgantes en particular, son un tema recurrente en los trabajos de Kawamata, una cristalización de su interés en la arquitectura como refugio y de la inserción de objetos privados en espacios públicos como un método de renegociación del significado de ambos.