Aunque desarrollada en los años 60 como corriente artística, el minimalismo no fue implantado como debate arquitectónico hasta poco antes de los 90. La mayoría de los arquitectos de mi generación, por tanto, fuimos interiorizando de una manera u otra, el lenguaje sobrio y directo de los arquitectos y artistas mas representativos del momento que ya habían adoptado como marca propia alguna forma de reduccionismo estético característico del minimal art.
Uno de los pioneros fue el escultor estadounidense Donald Judd (1928-94) que a pesar de no considerarse minimalista como tal, rechazó los ideales del expresionismo abstracto imperante para crear un vocabulario visual riguroso que buscaba objetos claros y definidos como principal modo de articulación.
La calidad directa y sin afectaciones de la obra de Judd demuestra su fuerte interés por el color, la forma, el material y el espacio; pero es quizá este último aspecto el que más me llamó la atención de su obra, la cual parece explorar el espacio y el uso del espacio en que se encuentra de una manera casi obsesiva.
Estas son imágenes de las 12 cajas de aluminio adonizado que formaron parte de la exhibición de 1989 en Staatliche Kunsthalle, Baden-Baden (Alemania).La calidad directa y sin afectaciones de la obra de Judd demuestra su fuerte interés por el color, la forma, el material y el espacio; pero es quizá este último aspecto el que más me llamó la atención de su obra, la cual parece explorar el espacio y el uso del espacio en que se encuentra de una manera casi obsesiva.
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