Mira que les gusta el sol a los nórdicos...pobres, lo que tenemos aquí por castigo, para ellos es un autentico lujo. Dí que luego ellos tienen mejores políticos, banqueros y sueldos que les permiten viajar de vacaciones a países donde el sol no es problema (afortunadamente para nosotros). Lo cierto es que, el día que por fin sale el sol, es casi fiesta nacional y la gente, como loca, sale en tropel a disfrutar de sus jardines, parques y terrazas (de bares) donde consumen ingentes cantidades de cerveza, hasta que caen en un dulce sopor etílico que el sol ira evaporando lentamente mientras sus pálidas pieles se van coloreando de un bermellón luminoso, casi fluorescente. Aunque no parece un mal plan, muchos otros prefieren disfrutar de las bondades del sol desde la comodidad de sus casas, emperifollando primorosamente sus balcones con macetas, flores y mobiliario ligero exterior. Son pequeños vergeles particulares que rivalizan entre sí animando las fachadas y patios vecinales de forma eficiente, ecológica y desinteresada. Estos son algunos ejemplos:
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