jueves, 2 de agosto de 2012

El ático: un mundo aparte.

El ático, no hace mucho, era considerado como un espacio incómodo y residual utilizado por personas con escasos recursos económicos. Pero no sé cuando ni porqué, todo ésto cambió. Quizá fue la invención del ascensor o la estandarización de los métodos constructivos actuales con adecuados niveles de aislamiento, o simplemente un cambio en la manera de entender el confort en nuestra sociedad, siempre en evolución. Lo cierto es que ahora los áticos se han convertido en escasos y cotizados espacios, objeto de deseo de unos pocos afortunados, cuyo 'espíritu libre' y 'carácter indómito' les empuja a vivir como aves rapaces en sofisticadas atalayas de diseño con sus vibrantes urbes a sus pies. Y es que, efectivamente, a pesar de las posibles fluctuaciones de temperatura, los áticos tienen grandes ventajas: a parte de las vistas, son espacios bien ventilados e iluminados, además de tener una gran flexibilidad (pues no suelen responder al sistema estructural sobre el que se sitúan), y poseen un dinamismo muy atractivo gracias al movimiento y la oblicuidad de las cubiertas que le dan forma.
Mi concepto de ático se acerca más al mundo soleado de terrazas, palomas y ropa tendida de la película "Bajarse al moro", que al elitista mundo chic de las penthouse de altura...aunque tampoco me importaría.













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