Quien no ha soñado alguna vez con ir en una moto de nieve, único medio de transporte con el que poder llegar a una recóndita cabaña de madera perdida en el bosque; donde tu mujer, vestida con una versión breve y sugerente de un traje regional alpino, te espera con un chocolate caliente, un buen coñac y promesas susurradas de un "reconfortante masaje" en la sauna ya lista y humeante, mientras te ayuda lentamente a quitarte la ropa y descalzarte tras una dura jornada de esquí. Todo esto aderezado,como no, por el crepitar del fuego en la chimenea y con George Michael cantando "Last Christmas" de fondo.
Esta bien, se que es un sueño un tanto peregrino, pueril y ortera, pero no por ello menos deseado; por lo que sé que algún día lo habré de cumplir en un lugar parecido a éste...
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