" No estoy interesado en levantar un edificio, sino en [...] presentarme a mi mismo los cimientos de todos los edificios posibles."- Wittgenstein
En noviembre de 1925, la hermana de Wittgenstein Margarita Stonborough-Wittgenstein encargó al arquitecto Engelmann el diseño y la construcción de una gran casa en la Kundmanngasse de Viena. Wittgenstein mostró un gran interés en el proyecto y en los planos de Engelmann, convirtiendose finalmente en el arquitecto de la casa tras convencer a Engelmann de que él podía llevar a cabo mucho mejor las intenciones de su hermana. Describiendo la obra, la hermana mayor de Ludwig, Hermine, escribió: "A pesar de que admiraba mucho la casa, siempre tuve la certeza de que no podría ni querría vivir en ella. Parecía realmente ser más una morada para los dioses que para un pequeño mortal como yo ".
Este trabajo "cristaliza su filosofía de la arquitectura, notable por su claridad, precisión, y austeridad; y sirvió como contrapunto de su obra escrita." Bernard Leitner. The Wittgenstein House.
Wittgenstein puso especial enfasis en el diseño de puertas, ventanas, radiadores y otros detalles de interior. El filósofo de la lógica, reforzado por una formación como ingeniero, aplicó al proyecto enfáticas opiniones sobre la arquitectura y la estética. Su determinación infatigable para conseguir una elegancia sencilla y funcional llego a desquiciar a los responsables de la obra. Como resultado de una atención fanática a su forma, los tiradores de las puertas y las cerraduras de las ventanas son extraordinariamente poco espectaculares y espartanas. La fijación de Wittgenstein en la proporción correcta llegó a su culmen cuando, una vez terminada la casa, decidió elevar ligeramente el techo de una de las habitaciones.
Algunos dicen que su persecución implacable de la claridad y la precisión resultó ser más adecuado para su edificio filosófico que para el arquitectónico, aunque yo creo que, dejando el anecdotario de la obra a un lado, éste edificio se ha convertido en un icono de la arquitectura moderna, precisamente por su exquisita proporción y elegancia, además del cuidado y austero diseño del detalle. Solo que, al igual que la obra de su coetaneo Adolf Loos, el diseño de éste genio resulto ser demasiado adelantado a su tiempo para encajar en la mentalidad y la estética de la sociedad burguesa en la Viena de principios de siglo.
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