La bañera se esta perdiendo...es inevitable, la ecología y la factura del agua obligan. ¡Pobre Cleopatra, reencarnada en asalariada temporal seiscientos-eurista! ¡y da gracias! ahora tiene que ducharse en cinco minutos sin agasajos ni rituales: nada de largos baños de leche de cabra, pétalos de rosa, exquisitos ungüentos de fragancias afrodisíacas, ni fornidos esclavos abanicando.
Si, es cierto, tiene una pequeña bañera, pero desde que su hijo creció, ya nadie la usa excepto el cubo de la fregona y un par de palanganas.
Hace poco Fran le invitó, con gesto picantón, a pasar un fin de semana en un Hotel playero de la costa Dorada. Seguramente acepte, pues no suelen hacerle propuestas de éste tipo, además, así podrá por fin llenar la bañera, cerrar los ojos y dejarse llevar por aquella ceremonia húmeda y sensual, delirio de dioses, que hace siglos purificaba su regio cuerpo de ébano.
Si, es cierto, tiene una pequeña bañera, pero desde que su hijo creció, ya nadie la usa excepto el cubo de la fregona y un par de palanganas.
Hace poco Fran le invitó, con gesto picantón, a pasar un fin de semana en un Hotel playero de la costa Dorada. Seguramente acepte, pues no suelen hacerle propuestas de éste tipo, además, así podrá por fin llenar la bañera, cerrar los ojos y dejarse llevar por aquella ceremonia húmeda y sensual, delirio de dioses, que hace siglos purificaba su regio cuerpo de ébano.
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