Las islas Pitiusas me tiene enamorada, ya no por lo bonitas que son cada una de sus islas, más bien por lo buenos recuerdos que guardo de las estancias en cada una de ellas, y aunque todas son preciosas y al mismo tiempo distintas, todas tienen un encanto especial pero Mallorca se lleva la Palma. Es por eso que en cuanto vi esta casa no pude dejarla atrás y decidí publicarla.
Mallorca nos ha enseñado sus mejores caras, seguramente no hubiera sido tan bella de no haber sido por nuestro gran amigo Tomeu y familia que se han encargado siempre de hacernos sentir como en nuestra casa y de enseñarnos los rincones más bonitos de la isla, y es que hasta en invierno es especial. Esos veranos en lo que embarcas para anclar en playas recónditas imposibles de llegar a pie....eso no se paga con dinero.
Su tradición milenaria e inconfundiblemente mediterránea, se hace patente por toda la isla, mezclada con un pulso vital y artístico que aporta frescura y luminosidad a los gruesos muros de piedra gastados por el sol.
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