Tu casa es importante

Imagínate que llegas cansada a casa después de un largo día de trabajo y una vez aparcado el coche, observas como la luz que atraviesa la cubierta vidriada de la entrada crea una especie de ambiente sub-marino que te sugiere una idea, y con una pequeña sonrisa, piensas "me daré una buena ducha". Entras, y tras vacilar un momento decides no encender la luz, ya que la luz del crepúsculo todavía inunda el hall de entrada gracias a las paredes blancas y a la doble altura. Dejas las llaves y gritas hacia arriba "¡niños!"...nadie responde; acto seguido escuchas voces infantiles que provienen del patio/jardin y te tranquilizas "estarán merendando fuera". Echas un vistazo al salón y compruebas que está todo en orden excepto la tele que se han dejado encendida; complacida recuerdas que hoy ponen esa peli que querías ver y en un segundo organizas el plan: " después de cenar y acostar a los niños me acurrucaré en el sofá con mi pichurrin a verla...con palomitas". Ya te sientes mejor, entras en la cocina y te sirves un gran vaso de zumo de naranja y un trozo de queso con membrillo. Subes al dormitorio donde te apresuras a quitar esos tacones que te estan matando, un rápido vistazo a la cama te hace pensar mientras esbozas una sonrisa picarona "quizá esta noche...". Tras desnudarte en el vestidor, te encierras en el baño y abres el agua caliente mientras piensas en aquello que te ha quedado pendiente en el trabajo. En seguida recobras el sentido y observas que el espejo comienza a empañarse, sonríes de nuevo y te metes bajo la ducha pensando "un buen día después de todo".

Esta podría ser la secuencia de espacios recorridos por nuestra protagonista: