Frank Breuer, antiguo alumno de Bernd y Hilla Becher, es un virtuoso de la vacuidad profusa. Sus almacenes y contenedores carecen de articulación interna, son estructuras sin cualidades, objetos sin escala que poseen temporalidad mas que interioridad y que tienen que ver mas con duración, extensión y proliferación que con la idea de arquitectura. Esto las convierte en objetos minimalistas extrapolados: constantes, indivisibles, sin espectador y paradojicamente neutros, aunque impregnados con el don de la presencia.
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